EL AGUA ESTABA FRESQUITA
Después de haber sufrido una semana entera de lluvias, finalmente salió el sol y la temperatura subió de manera considerable (en estos momentos hay 33º y la sensación es de 41º). Para aprovechar el buen clima anunaciado, la familia Pazo-Wright decidió ir de camping al Pinery Provincial Park, a orillas del lago Huron y por supuesto yo los acompañé.
Llegamos alrededor de las 10 de la mañana del sábado y apenas armamos las carpas, nos alistamos para ir a la playa. Al principio había una niebla terrible sobre la playa, pero a medida que fue pasando el tiempo, desapareció. Hicimos picnic con heladerita y todo (como cuando iba a la playa con mamá y papá y mis hermanitos) y volví a comer sandwiches con arena. Lautaro, como todo niño, ni bien llegó, se fue corriendo al agua que, debo decirles, estaba un poquito frío para mi gusto, pero a él nada le importaba. Los padres tuvieron que correr detrás de él en varias oportunidades.
A la tarde fue el momento de hacer una caminata y elegimos uno de los circuitos: Nipissing Trail. Quisimos apreciar la wild life del lugar, pero lo único que vimos fue un chipmunk (como una ardilla, pero más chiquita) y de esos hay en High Park. Lautaro se quedó dormido a los 5 minutos, así que no se enteró de nada. A la noche, por supuesto que no faltó el fogón con malvaviscos (marshmellows) y la visita de los mapaches (raccoons) que pululaban por nuestro campsite en busca de comida. A las 3:30 am, como dijo María P., los raccoons me hicieron un piquete y no me dejaron salir de la carpa para hacer mis necesidades. En realidad, podría haber salido, pero la verdad es que no tenía ganas de verlo frente a frente. Alrededor de las 6 de la mañana la wild life nos despertó a todos (yo dormí sola en una carpa). Había unos cuervos y gansos dale que dale haciendo ruidos, cantando, si se puede decir así y nos despertaron a todos.
A la mañana partimos nuevamente a la playa hasta el mediodía y luego regresamos a comer y para que Lautaro durmiera, cosa que nunca logramos que sucediera, así que partimos nuevamente a hacer otro circuito de caminata; esta vez fuimos al Wilderness Trail en donde los chicos me tuvieron que soportar haciéndoles de guía y comentandoles las cosas que había para ver por ahí además de árboles. No logramos cruzarnos con ningún ciervo, aunque a la vuelta, en la ruta (algo así como la Panamericana) vimos 2, bien muertitos, como cuando vemos perros atropellados por autos. Un poco extraño ver que semejante animal se acerca a las rutas tan concurridas, pero es normal. Está toda señalizada con carteles advirtiendo la presencia de ciervos.
Después de nuestra caminata, fuimos a levantar campamento y regresamos a la playa, en donde Lautaro jugó y yo, por primera vez, me sumergí en las aguas de un lago canadiense. La sensación fue como la de meterme en la playa en Argentina en un día frío. Este lago es bastante frío porque es uno de los más grandes del mundo y además porque todavía no hubo temperaturas muy altas como para calentar el agua.
Alrededor de las 5 de la tarde emprendimos el regreso hacia Toronto al ritmo de ABBA, Madonna y Sting. ¿A qué no se imaginan quién ponía la música?
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FOTOS OFICIALES DEL FIN DE SEMANA EN PINERY PROVINCIAL PARK